John Cage en 5 obras: la importancia del silencio en el arte
Autor: Manuel Guerrero
Presentamos una selección de piezas realizadas por John Cage: un artista clave en el desarrollo de la música experimental y el arte sonoro.
La influencia de John Cage (Estados Unidos, 1912-1992) no fue un asunto de época. El eco de sus propuestas todavía puede escucharse en varios proyectos realizados en las últimas décadas por artistas de distintas partes del mundo, tanto en el ámbito de la música como en el del arte sonoro.
Para recordar el legado de Cage a 110 años de su nacimiento seleccionamos algunas de sus obras más emblemáticas. El orden es cronológico.
—Piano preparado (1938-1940)
Con una formación en la música que osciló entre la tutoría de reconocidos intérpretes de la época y un aprendizaje autodidacta, John Cage desarrolló un entendimiento experimental de la música desde joven. Su interés en la literatura y el arte le permitió generar algunas propuestas compositivas donde se valían de herramientas teóricas y técnicas de otras disciplinas como las matemáticas o las filosofías orientales.
Uno de sus experimentos más recordados es la música para la coreografía Bacchanale, de Syvilla Fort, en la que se le pidió una musicalización completa. Las partituras que entregó Cage contemplaban solo un ensamble de percusiones, pero el artista cambió de idea cuando vio que en el escenario donde se llevaría a cabo la coreografía apenas había lugar para un piano.
Aunque Cage no fue el primero en intervenir las cuerdas de un piano con otros objetos, su trabajo fue uno de los más reconocidos: la inserción de tornillos y elementos metálicos dentro de la caja del instrumento brindó una sonoridad adecuada a los requerimientos de Bacchanale.
—4’33” (1952)
A finales de 1951, John Cage visitó por primera vez una cámara anecoica en la Universidad de Harvard: un espacio diseñado para aislar cualquier onda sonora, ya que sus muros impiden que el sonido se refleje y genere un eco —como sucedería en un lugar normal. Según contó Cage en sus memorias, lejos de encontrarse en un silencio absoluto, percibió dos sonidos: un zumbido agudo y otro más grave. Tras salir de la cámara, el artista preguntó a uno de los ingenieros de dónde venían esos sonidos, a lo que el experto le respondió que se trataba de su sistema nervioso y circulatorio en funcionamiento.
Esta experiencia detonó en Cage una idea que desarrollaría a lo largo de su carrera: el silencio solo existe como concepto y el sonido es algo que ocurre aunque no sea generado por un instrumento, por lo que la labor del músico no consiste solamente en producir sonidos con cierta armonía, sino en organizar todos los fenómenos sonoros que nos envuelven y dejar que se manifiesten por sí mismos en un momento determinado.
Con esto en mente, Cage compuso 4’33”: una pieza en la que la importancia recae en la capacidad de escuchar del público, de dejarse llevar por los sonidos accidentales que están en el ambiente de la sala —algo que hace que cada interpretación sea única. En este sentido, la labor del intérprete es la de organizar y determinar el tiempo de escuca.
—Radio Music (1956)
Uno de los experimentos sonoros más recordados en la trayectoria de John Cage es Radio Music, que consiste en coordinar 56 dispositivos diferentes capaces de reproducir ondas de radio para armar una composición, a partir de una partitura preparada por el artista. La pieza consiste en cuatro secciones de radios, que tienen que ser monitoreadas por intérpretes y que tiene por objetivo encontrar, en medio del azar de los sonidos, las armonías de los sonidos más comunes.
Radio Music fue también una de las primeras piezas con las que Cage pensó las posibilidades de las tecnologías de su momento. Lejos de verlas como impedimentos o caminos fáciles para la composición musical, el artista las vio como posibilidad.
—Not Wanting to Say Anything About Marcel (1969)
A finales de la década de 1960, John Cage fue invitado a realizar una estancia en la Universidad de Cincinnati como compositor invitado. Aunque impartió conferencias y trabajó en algunas composiciones, lo más destacado de su experiencia fue que el encargado del departamento de arte en la universidad, Alice Weston, lo alentó a que creara su primera pieza visual.
John Cage realizó Not Wanting to Say Anything About Marcel como un homenaje a Marcel Duchamp, artista que falleció en 1968 y fue un motivo de reflexión para Cage a lo largo de su vida. El título de la pieza viene de una frase que Jasper Johns le dijo a Cage cuando recibieron la invitación a participar en el homenaje.
La pieza consiste en seis paneles de plexiglás —que se pueden colocar de diferentes maneras— decorados con letras, números e imágenes alusivas a la vida y obra de Duchamp. La disposición de los elementos visuales y el diseño la realizó a partir de consultas al I Ching: un antiguo libro chino de adivinación. Gracias a este proceso, Cage realizó varias versiones.
Al darle mayor peso al espacio vacío y lo aleatorio del proceso compositivo, Cage logró anular su autoría y abrir las posibilidades de interpretación, como sucedió en su momento con los ready mades.
—Dibujos y pinturas (1970-1992)
Los intereses creativos de John Cage no se concentraron solo en la música o la experimentación sonora, sino que abarcaron otras disciplinas más cercanas a las artes visuales. A lo largo de su vida, realizó varios dibujos y pinturas —una producción poco mencionada cuando se habla de su legado— que fueron un espacio para reflexionar sobre el espacio y el tiempo que comparten la música y lo visual a través de un elemento indispensable para la primera: las partituras.
Gran parte de las piezas que realizó a partir de 1970 y hasta su muerte siguen una lógica muy parecida la escritura musical, ya que utiliza puntos, líneas y machas para establecer un recorrido dinámico, lleno de variantes y accidentes que pasan por todo el soporte, como sucede en los cuadros de Wassily Kandinsky, un artista que también estuvo interesado en compaginar la esfera de lo sonoro y lo visual en sus pinturas.
Manuel Guerrero
Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.