Engaños: Entrevista a Alonso Cedillo
Hoy en día, es casi imposible de distinguir la realidad de la ficción debido a la existencia de la inteligencia artificial. En la serie “Engaños”, el artista mexicano Alonso Cedillo explora la realidad post-internet y el impacto que tienen las nueva tecnologías en nuestra vida diaria.
En tu recorrido como artista has incorporado las nuevas tecnologías para crear esculturas ensambladas con productos comprados en tiendas virtuales, esculturas realizadas con impresoras 3D, plataformas digitales para el intercambio económico, NFTs, imágenes utilizando inteligencia artificial… ¿Cómo describes tu práctica artística?
Siento que la etiqueta más indicada para mi obra es arte post-internet, siguiendo el entendido de que dicho concepto habla de cómo se está transformando la vida día a día, y a partir del momento en el que como civilización nos conectamos en red. Creo que ese es mi medio, pues en mi entender para considerar algo tal, debe por fuerza tener el don de transformar. Esto no necesariamente ocurre con las disciplinas artísticas. Por eso los entiendo más bien como protocolos, sistemas de reglas que permiten que dos o más entidades se comuniquen entre ellas para transmitir información. Cada uno me permite llegar a distintos lugares, todos igual de valiosos, pero lo que le da sentido a todo y donde está el verdadero significado es nuestra realidad post-internet.
La línea conductora en tu trabajo pasa por el acto de convertir el mundo inmaterial on-line en un objeto tangible, ¿Por qué te interesa hacer esta operación?
Creo que más bien mi obra habla de cómo la información se transforma y manifiesta dentro y fuera de las computadoras. Existe un malentendido de que el internet no es un lugar físico, pero esto dista mucho de la realidad. Por una parte, el internet no son más que servidores conectados físicamente con cables intercontinentales de fibra óptica. Pero también, todo lo que existe en él necesita forzosamente un ancla en su exterior. Toda la información la subió alguien. Cuando interactuamos en él siempre hay alguien o algo en la parte física de nuestro mundo, pues incluso si la interacción es con una inteligencia artificial, en algún lugar del mundo hay una computadora en la que ésta existe, conectada a la electricidad, ocupando espacio, programada, comprada, y mantenida por alguien. Nuestra existencia es una sola, la realidad se construye a partir de lo que nos pasa dentro y fuera de las pantallas. Creo que lo que hago es intentar acentuar justo esto, al tiempo que reflejo el impacto que tienen las nuevas tecnologías en todo lo que nos rodea, y cómo nuestra labor se transforma y adapta a co-existir con ellas. La gente tiende a creer que las cosas surgen por acto de magia y este es el verdadero peligro. Ni las computadoras ni ninguna máquina, sin importar si está en la parte digital o en la física de nuestro mundo, pueden crear objetos de la nada. Mucho menos el internet tiene el don de la autopoiesis. Esto es algo que me interesa resaltar, y creo que esta manera de trabajar me lo permite.
¿Cuál es el origen, y cómo se desarrolló la idea para esta serie de pinturas bajo títulos como Engaño o Gran engaño?
Creo que resaltar la imposibilidad que enfrentamos en el auge de la inteligencia artificial de distinguir realidad de ficción. Esta situación nos sume en una paranoia y un estado de confusión perpetuos, facilitando la manipulación de nuestra realidad.
¿Estas piezas forman parte de un grupo más grande de obras alrededor del tema de teorías conspiratorias?
Si. La serie es un conjunto de pinturas, fotografías y videos que exploran temas como abducciones de ganado, reptilianos, reuniones Illuminati, accidentes de ovnis, bases secretas, y operaciones militares, como es el caso de estas cuatro pinturas.
¿Creaste este título para pensar acerca de los riesgos de la propagación de noticias falsas usando la inteligencia artificial?
De cierta manera sí, aunque siento que las noticias falsas no son el verdadero mal, sino un síntoma de la posición de vulnerabilidad en la que nos pone vivir en una realidad en la que como mencionaba cada vez es más difícil distinguir realidad de ficción. Las tecnologías digitales son de origen militar, desde las computadoras, pasando por el GPS y Wi-Fi, y llegando hasta los metaversos. De ahí pasan a la industria, y de ahí llegan a nuestras casas. En ese punto se democratizan y esto tiene consecuencias de múltiples dimensiones, unas positivas y otras negativas, como las noticias falsas o el ransomware.
En ellas mezclas las posibilidades digitales con técnicas análogas en un mismo lienzo ¿Cómo fue este proceso creativo?
En algún punto de 2016 decidí que sólo trabajaría con imágenes de pantallas. Cambié la fotografía por screenshots, dejé de usar cámaras para grabar mi pantalla, mis esculturas las imprimía a partir de archivos digitales, y también comencé a pintar exclusivamente imágenes encontradas en internet, metaversos, e imágenes generativas, como los captchas. Desde ese momento, ésta ha sido una constante en mi práctica.
¿Qué referentes plásticos, artísticos o teóricos conformaron esta serie?
Mi artista favorito es Gino de Dominicis, pero la verdad creo que mi mayor influencia es la cultura popular del internet. Las teorías de conspiración se han multiplicado gracias a videos en YouTube, blogs, podcasts, memes y páginas de internet. Por otra parte, mi trabajo está muy influenciado por mi maestra Laura Anderson Barbata, y también trabajar de cerca con Fran Ilich, Miltos Manetas, UBERMORGEN y Aldo Chaparro me ha ayudado a darle sentido a toda mi obra. Reza Negarestani e Ingo Niermann han sido una gran influencia en tanto a la teoría ficción. También me ha influenciado mucho el trabajo de Donna Haraway, Jaron Lanier, Minerva Cuevas, Ricardo Domínguez, Hans Belting, Trevor Paaglen, Holly Herndon, Geert Lovink… y aunque suene rarísimo tengo una gran influencia de la pintura mexicana, en especial de la escuela clásica y de la ruptura. Siempre me gustó mucho Tamayo, y mis maestros fueron Gilberto Aceves Navarro, de quien fui asistente dos años, y Rodrigo R. Piimentel, quien junto con Andrés Blaisten me enseñaron la obra de pintores como Ángel Zárraga, Celia Calderón, Alfonso Michel, Dr. Atl, María Izquierdo, Olga Costa, Saturnino Herrán, Carlos Orozco Romero, y Lilia Carrillo en su colección.
Para generar las imágenes que se convierten en la referencia para estas pinturas utilizas dos programas de “text to image”, Stable Diffusion y en Dall-E, ¿Hay alguna intención en ello?
La razón es por practicidad y por el aspecto que busco darle a la imágen. Utilizo distintas IAs para realizar mis obras. Estas dos que mencionas, Disco Diffusion, GLIDE Inferencing, Pixray, CLIPDraw, Dream Shadowing, StyleGAN3, cada una da distintos resultados. También hay varios tipos de DALL·E, siendo la más famosa la versión de Open AI. Es también a mi gusto la mejor por el dataset que poseé, la interfaz, la velocidad, y la resolución de las imágenes. Pero también es la que tiene más restricciones. Las IAs que generan imágenes, por ejemplo, no pueden distinguir entre un niño o un adulto. Entre muchas otras cosas, DALL·E no permite generar prompts que produzcan cuerpos desnudos, sangre, ni imágenes de guerra. En este caso hacer bases militares no es posible en DALL·E, pero si se puede en Stable Diffusion. Uno de los muchos problemas que enfrentan las inteligencias artificiales son los prejuicios o “bias” en sus sets de datos. Todos tenemos prejuicios y cuando entrenas a una IA se los transmites. Así, es fácil que las imágenes que generan sean racistas o produzcan imágenes que pueden ser peligrosas.
