10 obras fundamentales de Julio Le Parc explicadas por él mismo

Autor: Rocío Mellas

A sus 95 años, Julio Le Parc sigue siendo un visionario de la luz, el color y el movimiento. En esta selección de aniversario, el artista nos habla de algunas de sus obras más emblemáticas.

Julio Le Parc. Cortesía de Centro Cultural Kirchner.
Julio Le Parc. Cortesía de Centro Cultural Kirchner.

«Mi mamá me anotó; tenía que llevar un tablero, una hoja de papel Ingres, chinches, y cuando entré a la clase de preparación, me pusieron delante del tablero un objeto de yeso. El examen era saber dibujar un ornato con carbonilla, con claroscuros. Entonces empecé a hacer mi dibujo, y ahí me di cuenta: ¡eso era lo que quería hacer para toda la vida!», recuerda el pintor y escultor argentino Julio Le Parc, que el 23 de Septiembre cumple 95 años.

Julio Le Parc nació en Palmira (Mendoza, Argentina) el 23 de septiembre de 1928. Actualmente reside en Francia, de donde era oriundo su abuelo. «No lo conocí, se había muerto casi 20 años antes de que yo naciera. Mi abuela solo me habló una vez de él, me dijo que se llamaba Jean-Marie y que venía de París. Se me ocurre que, si vino de tan lejos, era para que un día yo pudiera hacer el camino inverso, llevando conmigo lo que él había buscado en el país más al sur del continente americano», contó el artista en una oportunidad.

En la plataforma digital YouTube se puede ver de forma gratuita Bifurcations, un documental sobre el artista.

—Seis espejos dobles (1966)

Julio Le Parc, Seis espejos dobles, 1966
Julio Le Parc, Seis espejos dobles, 1966. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

En estos espejos, que forman parte de la serie Sala de juegos, la propuesta es incorporar la realidad circundante. «Parten de un reflejo normal de la imagen que va fraccionándose y multiplicando progresivamente», explica el pionero del arte cinético.

—Frappez les gradés (1971)

Grupo de Investigaciones de Artes Visuales, Frappez les gradés, 1971
Grupo de Investigaciones de Artes Visuales, Frappez les gradés, 1971. Imagen: CortesíaAtelier Julio Le Parc.

El Grupo de Investigaciones de Artes Visuales, que Le Parc integró en París hasta fines de los años 60, hizo una serie de obras que proponen patear al establishment.

«Estas bolsas de boxeo, que suelen ser utilizadas para entrenar, están transformadas con rasgos corporales de las máximas autoridades del poder. La idea es que el público intervenga y patee a policías, directores, periodistas, hasta sacarse todo el odio y el rencor que provocan estos personajes».

—La tortura (1972)

Grupo Denuncia, La tortura, 1972. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Grupo Denuncia, La tortura, 1972. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

En 1972, el Grupo Denuncia —integrado por los argentinos Julio Le Parc y Alejandro Marcos; el brasileño Gontran Guanaes Netto y el uruguayo José Gamarra— realizó en París siete cuadros en blanco, negro y grises para denunciar la aplicación de la tortura como método de gobierno en las dictaduras militares de América Latina.

«El trabajo colectivo en sí mismo no es garantía de resultados excelentes. Pero en la monotonía del panorama artístico, donde lo corriente son las luchas entre tendencias estéticas y los empujes individuales para triunfar, un trabajo colectivo al servicio de algo positivo, a pesar de sus deficiencias, es algo que reconforta, aunque no sea nunca fácil», opina el artista argentino.

—Relieve blanco sobre negro (1960)

Julio Le Parc, Relieve blanco sobre negro, 1960. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Julio Le Parc, Relieve blanco sobre negro, 1960. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

«Hice una serie de dibujos de relieves. En algunos casos, retomaba el principio matemático de las progresiones, pero aplicado a variaciones de niveles o bien a un mismo elemento con cuatro posiciones distribuidas alternativamente sobre una superficie. En otros casos la suma de elementos que variaban progresivamente creaba una superficie modulada. Después realicé otras experiencias con numerosas plaquitas metálicas distribuidas regularmente y colocadas perpendicularmente a un fondo plano de color blanco. En esta experiencia, el juego de luz, sombra y reflejos era primordial y constituía una especie de trampa de luz», nos dice Julio Le Parc.

—Inestabilidad (1963-1964)

Julio Le Parc, Inestabilidad, 1959. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Julio Le Parc, Inestabilidad, 1959. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

Las experiencias de Le Parc en la superficie fueron desarrolladas, principalmente, entre 1958 y 1959 como una reacción analítica a lo que predominaba en el campo artístico. «Nuestro punto de partida era el ojo del espectador. Francisco Sobrino y yo habíamos llegado a París y queríamos aumentar la distancia entre el artista y la obra, eliminando al máximo los rastros de realización manual y los de composición subjetiva, que eran evidentes en la obra de los constructivistas», señala el artista argentino.

—Modulación 48 (1976)

Julio Le Parc, Modulación 48, 1976. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Julio Le Parc, Modulación 48, 1976. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

Para la crítica hay un quiebre entre este conjunto de cuadros y el resto de la obra de Le Parc. «Si aparentemente estos experimentos son diferentes y en algunos casos divergentes en relación con mis primeras búsquedas, lo encuentro saludable. Porque lo contrario me parecería grave: la repetición de una fórmula ya experimentada. Esta producción representa mi producción personal en mi estudio de Cachan y la he hecho con una finalidad experimental», explica.

—Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida (1967)

Julio Le Parc, Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida, 1967. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Julio Le Parc, Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida, 1967. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

«Siempre quise alejarme de la obra fija, estable y definitiva. Mis primeros contactos con la luz fueron a finales de 1959. En esa época me decía que mi intervención se limitaba a confrontar algunos elementos y pensaba que el espectador no tenía por qué buscar los motivos emocionales o estéticos que podrían haberme empujado a escoger unos elementos determinados. En ese entonces, la luz no era sino un medio, como el plexiglás o las formas geométricas, para concretar algunas de mis preocupaciones», relata.

—Ondes 110, n°8 (1974)

Julio Le Parc, Ondes 110, n°8, 1974. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.
Julio Le Parc, Ondes 110, n°8, 1974. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

El manejo del color es uno los distintivos de Le Parc. De hecho, comenzó su investigación artística en torno al color con mucha cautela: no quería hacer colorismo. «Apliqué al color el mismo trato que a las formas. Empecé por utilizar no algunos colores, sino todos. Compuse una gama completa que iba del amarillo al amarillo pasando por el verde, el azul, el violeta, el rojo y el naranja. Los colores eran puros, no estaban degradados ni con negro ni con blanco. Me prohibía emplear otros colores que aquellos elegidos, es decir, una gama de 14 colores que si bien limitados me parecían resumir todas las variaciones posibles de mezclas cromáticas», detalla tiempo después de aquel primer acercamiento, en 1959.

—Esfera azul (2001)

Julio Le Parc, La esfera azul. Imagen: Cortesía Centro Cultural Kirchner.
Julio Le Parc, La esfera azul, 2001. Imagen: Cortesía Centro Cultural Kirchner.

La opinión de los espectadores siempre ha sido muy importante para el artista. De hecho, hace unos pocos años, el único requisito que el artista solicitó para donar la Esfera azul al Centro Cultural Kirchner (Buenos Aires) fue que el público decidiera si la obra merecía quedarse ahí o no; el 95% de los encuestados votó a favor.

La obra, que está compuesta por más de 3 000 piezas de acrílico, tanza y metal, forma parte del patrimonio nacional argentino e invita al espectador a jugar con la proximidad, el movimiento y la circulación. «Me interesa liberar al espectador de las inhibiciones que provoca el arte con su supuesta categoría de cosa superior y desarrollar en él la capacidad de acción y de reacción», dice el representante del arte abstracto, cinético, conceptual y op art argentino.

—Mobile Rombo Colón (2019)

Julio Le Parc junto a Mobile Rombo Colón, 2019
Julio Le Parc junto a Mobile Rombo Colón, 2019. Fotografía de Juan José Bruzza. Cortesía de Teatro Colón.

Una de las más recientes creaciones de Julio Le Parc fue instalada en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (Buenos Aires), donde ofició de portero en su juventud, mientras estudiaba. «Me sentaba a dibujar, miraba a quienes entraban y salían, a veces dormía en el suelo o bajaba a escuchar los ensayos de las orquestas», recuerda.

Mobile Rombo Colón, encargada especialmente por el Teatro Colón, está hecha con más de 3 000 piezas de acrílico translúcidas fluorescentes y brilla en la oscuridad: la sala en penumbras y 28 espejos perimetrales potencian el efecto lumínico de la mega-obra.

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