Estridentismo. Eco de una época crítica
Autor: Manuel Guerrero
Hablar de un movimiento tan peculiar para la historia del arte mexicano como el estridentismo requiere una consideración especial por dos aspectos. Por un lado, los conflictos de la Revolución Mexicana dejaron no solo un cambio fundamental en la estructura política del país, sino también un ánimo por cuestionar aquellos esquemas culturales gestados en el porfiriato. Por otro lado, los acontecimientos previos y posteriores a la Primera Guerra Mundial, época en que surgieron las vanguardias europeas, alentaron la urgencia por analizar de manera crítica los sistemas culturales que operan al margen de unos tiempos de súbitos cambios y discrepancias ideológicas constantes.
Aunque la definición del estridentismo no fue evidente en la publicación del primer manifiesto Actual número 1, realizado en 1921 por el escritor Manuel Maples Arce —principal figura del movimiento—, el posicionamiento estaba claro: exaltar la belleza de las máquinas modernas, el régimen industrialista de las grandes ciudades; cualidades comprendidas por todos los artistas de vanguardia.1
Sin tomar en cuenta las figuras poéticas del primer Manifiesto, se puede ver que la apuesta de Maples Arce contempla una transformación de la cultura mexicana desde la raíz, en la que la tradición tenía que dejar paso a un pensamiento cosmopolita —acorde con la vida moderna—, lejos de los tintes patrióticos y en completa disposición para subvertir los principios reaccionarios vigentes en la producción artística.
Al llamado que Maples Arce hizo en el primer manifiesto acudieron —paulatinamente—escritores y poetas como Arqueles Vela, Salvador Gallardo y Germán List Arzubide, cuya afinidad con los planteamientos emitidos en esos volantes impresos que, literalmente, aparecieron de la noche a la mañana por las calles de la Ciudad de México, desembocó en una dinámica de creación productiva que se extendió hasta 1927.2
En este punto es pertinente señalar que el estridentismo, si bien tuvo su mayor desarrollo en la literatura, mantuvo un diálogo activo con artistas plásticos como Germán Cueto, Fermín Revueltas, Leopoldo Méndez y Ramón Alva de la Canal, quienes colaboraron en la ilustración de las portadas y otros experimentos visuales planificados en el Café de Nadie, —ubicado en la colonia Roma de la capital mexicana—; un lugar que sirvió como base de operaciones y catalizador creativo.
Fiel a un espíritu de destrucción de los paradigmas de la academia, el estridentismo tomó una postura antiestilo; sin embargo, los artistas plásticos asociados al movimiento tomaron referencias técnicas y formales utilizadas en vanguardias europeas como el futurismo o el cubismo. Por ejemplo, el cuadro de Ramón Alva de La Canal titulado El Café de Nadie muestra una reunión en la cafetería ya mencionada, donde cinco miembros conversan en medio de una mesa llena de tazas y humo de tabaco, asediados por varios periódicos que muestran las últimas noticias y que —a nivel compositivo— sirven para dinamizar el recorrido visual de quien lo observe y así desplegar la concepción espacial de la situación, de un modo similar a lo que ocurre en algunas pinturas de Juan Gris o Gino Severini. De esta forma, la plácida imagen de un café donde se reúnen un grupo de personas retoma la característica estridente expuesta por Maples Arce años atrás. El Café de Nadie no era un lugar tranquilo: era un campo de batalla intelectual flanqueado por la crítica y los sucesos descritos por una prensa renovada, en el que el estridentismo era un grupo constituido desde la afinidad y la amistad; comprensible como vanguardia por las creaciones de sus miembros más que por una definición unívoca.
La mayor contribución estética del movimiento ocurrió en la literatura. Muestra de ello es La señorita etcétera, una de las obras más importantes de Arqueles Vela, publicada en 1922 por partes en El Universal Ilustrado; en esta breve novela el autor construye a cada renglón un paisaje urbano inédito para la época y el contexto de México. Sin dejar a un lado la innovación narrativa con la que Vela desarrolla la historia de romance en una ciudad moderna, La señorita etcétera sobresale por su distancia del entorno conservador y bucólico en el que muchas de las historias del siglo XIX sucedían—a pesar de las consecuencias que ya había dejado la Revolución Industrial en la vida cotidiana.
El estridentismo fue un movimiento con una vida relativamente corta, pero que redefinió constantemente su papel en la escena cultural de México por sus «mudanzas»: de la Ciudad de México, ocuparon Puebla en 1923 y luego Veracruz en 1925, con el nombramiento de Manuel Maples Arce3 como juez de primera instancia en el distrito judicial de Xalapa y secretario del gobierno del estado poco tiempo después. La instalación del estridentismo en Veracruz fue un arma de doble filo para el futuro del movimiento: a pesar de que la posición política de Maples Arce —con el apoyo del gobernador— permitió el desarrollo de una gran cantidad de actividades culturales, exposiciones y la creación de una revista, su lejanía de la capital en un país con una marcada estructura centralista —así como la falta de un público afín a sus planteamientos— diluyó sus esfuerzos y resonancia no solo en otros sectores del país, sino en la historia del arte mexicano. A la fecha, los estudios académicos sobre el movimiento son escasos, pues la falta de archivos y reediciones de la bibliografía especializada dificulta un examen riguroso de —probablemente— la única vanguardia mexicana.
1 «IV. Es necesario exaltar en todos los tonos estridentes de nuestro diapasón propagandista, la belleza actualista de las máquinas, de los puentes gímnicos reciamente extendidos sobre las vertientes por músculos de acero, el humo de las fábricas, las emociones cubistas de los grandes trasatlánticos con humeantes chimeneas de rojo y negro, anclados horoscópicamente —Ruiz Hidobro— junto a los muelles efervescentes y congestionados, el régimen industrialista de las grandes ciudades palpitantes, las bluzas (sic) azules de los obreros explosivos en esta hora emocionante y conmovida; toda esta belleza del siglo, tan fuertemente intuida por Emilio Verhaeren, tan sinceramente amada por Nicolás Beauduin, y tan ampliamente dignificada y comprendida por todos los artistas de vanguardia.» Manuel Maples Arce, 1921, Actual número 1 en Luis Mario Schneider, El Estridentismo México 1921-1927, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas. Cincuenta Años 1935-1985; Monografías de Arte /11; Primera edición: 1985. Impreso en México.
2 De acuerdo con notas de Luis Mario Schneider en El Estridentismo México 1921-1927, este año significó el fin de una nutrida producción editada por los propios estridentistas, aunque los trabajos posteriores puedan presentar «matices vanguardistas» y rasgos más innovadores en la poética de cada autor y artista involucrado.
3 Paralelo a las actividades del estridentismo, Manuel Maples Arce se formó en la Escuela Libre de Derecho como abogado. A finales de 1924, por indicación de Alfonso Cravioto y con una carta de recomendación de éste para el general Heriberto Jara, que acababa de tomar posesión del gobierno de Veracruz, Maples Arce llegó al estado.
Manuel Guerrero
Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.