Marcel Duchamp, de la pintura al ready made: 5 obras fundamentales
Marcel Duchamp (Francia, 1887-1968) no solo es considerado como uno de los creadores más importantes del siglo XX, sino también una referencia ineludible para el arte contemporáneo y la teoría.
Duchamp se formó como artista durante la época de las vanguardias —asociado con el dadaísmo y el surrealismo—, primero con un cuerpo de trabajo afín a la tradición de la pintura y después como creador de una serie de objetos inusuales, conocidos como ready mades, que representaron todo un cambio en los procesos artísticos de décadas posteriores. Su carrera dio un giro inesperado cuando en 1923 decidió alejarse de la producción artística para desempeñarse como ajedrecista profesional y marchante de arte.
Para conmemorar su natalicio, en artwks.co preparamos una selección de sus piezas más importantes. El orden es cronológico.
—Desnudo bajando una escalera #2, (1912)
Desnudo… fue la pieza que colocó a Duchamp en el centro de la polémica por primera vez, luego de que el artista enviara el cuadro a la exposición del Salón de los independientes en París y éste fuera rechazado por el comité con el argumento de que «un desnudo nunca baja las escaleras —un desnudo se reclina», según una anécdota recopilada por el Museo de Arte de Filadelfia.
Aunque la pintura tenía un tratamiento formal cercano a movimientos de vanguardia como el cubismo y futurismo, fue duramente criticada por la prensa y el público general cuando se presentó en el Salón de la Sección d’Or en octubre de 1912 y en la Exposición Internacional de Arte Moderno en el National Guard, en Nueva York durante 1913.
La pintura resulta de gran interés si se toma en cuenta que Duchamp no pretendió representar un desnudo como tal, sino el movimiento, un fenómeno que alcanzó un lugar destacado en la opinión pública gracias a las secuencias animadas de Étienne-Jules Marey en Francia, Eadweard Muybridge y Thomas Eakins en Estados Unidos, y al desarrollo del cine de los hermanos Lumierè.
—Rueda de bicicleta, (1913, 1916-1917, 1951)
Concebida sin mayores pretensiones además de la experimentación plástica, Rueda de bicicleta fue el principio de lo que Duchamp llamaría posteriormente ready-made: término inventado para explicar una forma de producción que no tenía ningún deleite estético como prioridad —según relató Duchamp en sus escritos—, pero que marcó a una gran cantidad de artistas de las siguientes generaciones, entre ellos Andy Warhol y Jeff Koons.
En Apariencia desnuda: la obra de Marcel Duchamp (1968), Octavio Paz brindó algunas ideas útiles para comprender en qué consiste un ready made. A propósito de ello, escribió lo siguiente:
«[…] objetos anónimos que el gesto gratuito del artista, por el solo hecho de escogerlos, convierte en obras de arte. Al mismo tiempo, ese gesto disuelve la noción de objeto, de arte […] La abundancia de comentarios sobre su significación —algunos, sin duda, habrán hecho reír a Duchamp— revela que su interés no es plástico sino crítico o filosófico».
Por su condición reproductible y materiales sencillos —muchas veces frágiles—, Duchamp realizó tres versiones de la misma idea a través de los años.
—La novia desnudada por sus solteros (El gran vidrio) (1915 - 1923)
La novia desnudada por sus solteros fue el trabajo más ambicioso de Duchamp, al que le dedicó casi diez años y cuyas innumerables notas y bocetos, compilados en La caja verde (1934), son testimonio de su obsesión por la obra.
Mejor conocida como El gran vidrio —debido a que el artista usó placas de dicho material como soportes—, Duchamp la concibió como una «imagen divertida», de connotaciones eróticas, pero que buscaba subvertir la condición estática de la pintura como objeto material y de contemplación, al grado de cambiarle el nombre a la pieza durante el proceso.
Después de mencionar en 1923 que El gran vidrio era un trabajo «definitivamente inacabado», Duchamp expuso la pieza en el Museo de Brooklyn entre 1926 y 1927, en donde fue dañada por un manejo accidentado en su transporte. Irónicamente, al notar las grietas en el vidrio, Duchamp declaró que la obra por fin estaba terminada.
—La fuente (1917)
En 1917, Marcel Duchamp se unió al consejo de la Sociedad de Artistas Independientes en Nueva York, una organización que realizaba una exposición anual y abría sus puertas a cualquier artista que atendiera a la convocatoria y cubriera los costos de admisión. La Sociedad, a favor de una perspectiva más amplia del arte, nació como resistencia a la anquilosada valoración del arte de la Academia Nacional de Diseño de la misma ciudad.
Para poner a prueba las ideas y criterios de la Sociedad, Duchamp aplicó a la convocatoria anual, bajo el seudónimo de R. Mutt, con Fuente: un trabajo hecho a partir de un urinal de cerámica, firmado con pintura negra. La controversia no se hizo esperar, pues la mayor parte de los miembros del comité de la Sociedad se negaron a exponer la obra, frente a los comentarios entusiastas del propio Marcel Duchamp y Walter Conrad Arensberg —coleccionista de arte.
Duchamp puso en jaque a todo el consejo cuando argumentó que la obra estaba en total apego a los estatutos de la convocatoria: tenían ante ellos la obra de un artista, que pagó su membresía a la Sociedad y el costo de la inscripción. Por tanto, ésta tenía que estar en la exposición.
A pesar de los debates, la comisión logró retirar la obra de la exposición, pero Duchamp logró probar un punto: la concepción del arte de la Sociedad de Artistas Independientes no estaba tan alejada del conservadurismo de la Academia que tanto criticaron.
—Rrose Sélavy (1921)
Para inicios de la década de 1920, Marcel Duchamp ya se había dado a conocer como un artista irreverente, dispuesto a romper con las convenciones que envolvían a la producción artística, aunque estuvo interesado principalmente en explorar el erotismo como una pulsión creativa, algo que le permitió al público asociarlo con el trabajo de los surrealistas y su exploración del inconsciente a través de la imagen.
Su curiosidad por lo erótico no comenzó ni terminó con la pintura y los ready mades, ya que continuó sus experimentos visuales con la colaboración de Man Ray. Para la imagen que tomó el fotógrafo francés, Duchamp retomó aspectos de la moda flapper para encarnar al personaje de Rrose Sélavy: una mujer cuyo nombre era un juego fonético entre rose (rosa), eros, arrose (regar, mojar en francés) y la frase «c’est la vie» (así es la vida).
Rrose Sélavy se convirtió en un alter ego con el que Duchamp desplegó una personalidad más desenfadada y jovial, frente a la seriedad y porte que mantuvo gran parte de su vida, además de ser un antecedente clave en la historia del performance.