Rivera; Wendy Cabrera Rubio + Marek Wolfryd
Autor: Ana Piquer
Wendy Cabrera Rubio y Marek Wolfryd, fundadores de Rivera y curadores de la exposición “Pan American Crossing”, en exhibición en artwks.co, nos platican de las posibilidades del artista como curador, la velocidad de revolución digital y sus efectos en el campo del arte contemporáneo.
¿Qué se necesita para ser un curadorx de arte y cómo surge Rivera?
Wendy. Yo no me considero a mi misma como curadora. El curador ejerce una labor que implica un conocimiento en labores tanto burocráticas como institucionales y de gestión de las que yo carezco y de las que no estoy interesada en vincularme. Sin embargo, sí me consideró una artista que gestiona exposiciones de arte. Muchas de las propuestas curatoriales las he realizado en colaboración y la persona con la que más he trabajado es con Marek, pues con él encuentro varios puntos en común, al igual que diferencias que permiten generar diálogos ricos. Por otro lado es una persona que tiene una gran sensibilidad espacial y un sentido común envidiable de quien aprendo constantemente. Por otro lado, considero importante poder trabajar y leer la obra de artistas que admiro, ponerlos en diálogo y aprender de ellos, así como poner en un espacio de visibilidad producciones de artistas que por alguna u otra razón no han podido mostrar su trabajo, pero cuyo desarrollo conceptual ha sido elaborado sumamente a conciencia.
Marek. Personalmente yo no me identifico como curador de arte. Considero que la práctica curatorial es mucho más compleja de lo que nosotros hacemos en Rivera, pues ser curadorx no solo se trata de diseñar y generar exposiciones. Para mí, la curaduría es una profesión que implica entenderse como un agente que aporta directamente al entendimiento de la práctica y a la mediación de la labor de producción artística. Es una carrera completa y una forma de vida de la cual mi propio trabajo tiene muy poco. Eso no quiere decir que los artistas u otros actores no puedan realizar curadurías, y es ahí donde nace este proyecto de Rivera. Desde que estaba en la Universidad siempre me interesó trabajar con colegas y visitar su trabajo desde la mirada personal de otro artista, de ahí surgieron varios proyectos de gestión y curaduría. Bajo esta línea fue que iniciamos el proyecto de Ladrón Galería donde comencé a trabajar con Wendy bajo la premisa de curar y organizar exposiciones individuales de artistas que nos interesara su trabajo y a quienes queríamos ofrecerles un espacio de exploración con libre albedrío. Muchxs artistas de nuestra generación tuvieron su primera (o una de sus primeras) muestras en ese espacio. Al salir del proyecto de Ladrón teníamos muchas ganas de continuar con esa línea de trabajo, por lo que nos juntamos con Karla Kaplun y Christian Gómez para formar Rivera. La idea era nuevamente tener un espacio físico y un programa anual, pero terminamos quedándonos con el formato de colectivo errante.
¿Cómo relacionas tu práctica artística con tu práctica curatorial
Wendy. Gran parte de mi producción personal se centra en la construcción de imaginarios y narrativas por parte de los Estados-Nación, así que la historia de las exposiciones (específicamente en México y Estados Unidos) ha sido crucial en las investigaciones. Y desde una perspectiva muy personal entiendo la exposición como un medio y simultáneamente como un escenario.
¿Alguna imagen detonó o inspiró la creación de esta exposición?
Marek. Creo que en general estamos muy interesados en trabajar con el contexto que rodea nuestros proyectos. En este caso, cuando Ricardo nos extendió la invitación de realizar una muestra para artwks.co, más allá de que una imagen detonara una ruta de inicio en particular, decidimos jugar con la idea de que esta exposición sólo existiría en formato digital. De ahí que sugerimos trabajar con obra que de alguna manera también se manejara entre esta ambivalencia de lo físico y lo virtual.
¿Crees que el usar medios digitales democratiza el arte contemporáneo
Wendy. Pero por supuesto que no. En primer lugar porque los medios digitales siguen sin ser accesibles para todos. Creo que ha permitido que muchos artistas no privilegiados puedan tener acercamientos a conocimientos que de otra manera no podrían acceder y también ha logrado descentralizar un poco la escena del arte. Pero en general, democratizar el arte contemporáneo es mucho más complejo e implica permitir que todos los trabajadores del arte tengan acceso a recursos así como no centralizar las voces en circuitos económicamente privilegiados.
Marek. Creo que es un tema que tiene doble filo, por un lado los medios digitales son en su mayoría como cualquier otro medio tradicional si nos enfocamos en la naturaleza o “autonomía” de la obra. Si democratizar significa que la circulación de ciertas obras alcance más cantidad de público, entonces creo que los medios digitales realmente no aportan gran diferencia a como sucede en otras disciplinas formales. Al final la herramienta de comunicación que presenta el Internet es “democrática” hasta cierto punto, mientras se cuente con una conexión a la red. Se podría hablar de que quizá en algún momento las piezas digitales aludían a una cierta democratización sobre la propiedad y el coleccionismo de las mismas, algo que sin duda el concepto del NFT llegó a girar en 180 grados.
¿Qué consejo darías a quienes estén interesados en comprar arte?
Wendy. En mi mundo ideal sugeriría que se interesen en artistas que tienen procesos de investigación, ya que muchos de estos artistas no siempre acceden a recursos para poder continuar trabajando, pero yo no me puedo comprar mis propias piezas así que supongo que no tengo mucha vela en el entierro.
Marek. Yo pienso que lo más importante al momento de comenzar a coleccionar sería, quizá, definir las intenciones de por qué se hace. Para mí, lo más importante es que alguien compre arte por el simple gusto de apreciar las obras, convivir con ellas y darles una vida nueva más allá del estudio o el espacio de exhibición. Otro interés sería apoyar ciertas carreras artísticas o galerísticas y permitir el crecimiento económico de la escena, comprar bajo una veladura de esencia filantrópica.