Cuando la voz se corta nace de la obsesión de investigar la dimensión corporal del texto poético unido al concepto de “imagentexto” del teórico W. J. T. Mitchell, el cual se refiere a los encuentros conceptuales, sensoriales y lingüísticos entre el texto y la imagen a partir de lo háptico y sinestésico para entrever la problemática de la representación visual, planteando la imagen como algo inagotable dentro de lo visual y que, a su vez, requiere de la participación de los sentidos para ser conformada. Lo mismo sucede cuando recupera el signo tipográfico “x”, con el cual propone el encuentro con el texto y la imagen sin el protagonismo del sentido de la vista y, al mismo tiempo, atendiendo el cuerpo en la experiencia de la visión.   Esta serie, explora la visualidad de la voz ante lo poético y la importancia del sonido y el gesto en el encuentro de la poesía y la imagen; el entrecruzamiento de corporalidades y recuerdos ajenos en uno mismo, en el encuentro de lo frágil y vulnerable. En Cuando la voz se corta su raíz se encuentra en un dolor profundo, casi insostenible de cruzar y enfrentar un luto con el cuerpo. A partir de esto, Gaby Lobato intenta localizar la palabra en su cuerpo, dónde se produce y cómo lo emocional modifica esta relación; el dibujar y escribir se convierte en un ritual, de transformación y toma de consciencia de lo vivido   Esta crisis se materializa y pone en movimiento a la imagen a través de elementos como el hilo, que comparten la misma condición delicada. Este material, se usa como metáfora de la fragilidad de la voz y el cuerpo vulnerables, aquellos en su estado más álgido en un lectura poética; su reacción al momento de la acción, así como la combinación de las imágenes externas e internas (lectura y memoria), para generar un nuevo espacio conformado por el oído, el taco y la vista.   Cada número de la serie se refiere a este entrecruce entre el poema recitado y la dimensión autobiográfica del proyecto, el cual tiene la intención de dar una sensación de una totalidad incompleta. Aquí, el cuerpo se pone en la primera línea como el eje donde todo confluye, la lectura, respiración, gesticulación, y dimensión.