Autor: Ana Piquer
Aldo Álvarez Tostado (1987) explora las nociones de país e identidad como manufacturas políticas que articulan un lenguaje formal y poético. Al cotejarlo con la geografía oficial, la cultura popular, y la producción artística, construye su propia ficción-país. En esta entrevista para artwks.co, Aldo nos comparte más sobre estas exploraciones.
Aldo Álvarez Tostado frente al mural “Calle del bosque (Nocturno)” de su autoría
Platícanos un poco sobre tus últimos proyectos.
“On Monumentality” es el segundo proyecto que hice siguiendo una línea de trabajo que comencé entre 2017 y 2018 a partir de un ensayo titulado “Nueve puntos sobre la monumentalidad”, escrito por Josep Lluís Sert, Fernand Léger y Sigfried Giedion, y que habla sobre la crisis de la monumentalidad de mediados del siglo XX a raíz de las guerras de la época, pues consideraban que una verdadera monumentalidad se logra cuando hay una sensibilidad espacial continua a lo largo de los siglos.
Con estas ideas en mente, yo decidí explorar cuáles eran las formas y los lenguajes constantes en los distintos periodos de la arquitectura en lo que hoy conocemos como México, pues todo mi trabajo se relaciona con la construcción de la idea de país. Para este proyecto seleccioné tres imágenes tomadas por artistas extranjeros: las pirámides de Tenayuca fotografiadas por Joseph Albers, una iglesia colonial de Hidalgo fotografiada por Mariana Yampolsky y una foto de la terraza de Barragán tomada por René Burri. A partir de estas imágenes, hice una abstracción con distintos grupos de luz y las representé en diferentes tipos de piedra volcánica, que es un material que ha tenido mucho protagonismo en la arquitectura nacional. Este juego de colores y texturas, además de dar continuidad a las obras de la serie, genera distintas escenas que revelan la relación entre la luz y el volumen, y por lo tanto el espacio y el tiempo en la arquitectura. En este mismo sentido, realicé con distintos tonos de cantera y tezontle la serie “El día después” (título que tomé de una película coreana). Estas dos series tienen un afán narrativo, pues me interesa que estas obras se vuelvan como una especie de viñetas que nos cuentan algo desde la continuidad de los materiales y la variedad de los colores.
Otro de mis proyectos recientes se llamó “Un sentimiento que no morirá”, donde exploré, a través del fútbol, la construcción de la identidad nacional, pero también de la identidad masculina, pues en ese terreno se suelen romper ciertos códigos de masculinidad que en otras esferas no se permiten. En esta misma esfera, se configura un imaginario de identidad nacional, donde se presenta a los seleccionados como “guerreros aztecas” que portan camisetas repletas de iconografía prehispánica, mexica en particular, y que diluye así la vastedad cultural que había y que aún existe en el territorio.
Una de las piezas de este proyecto se llama “La diosa del fútbol”, en ella trato de difuminar la idea de masculinidad, pues es una figura bastante andrógina que está inspirada en Hugo Sánchez y Maribel Domínguez.
Aldo Álvarez Tostado, on monumentality (Albers en Tenayuca), 2018, tres variedades de piedra volcánica, 60 x 40 cm c/u
Entiendo que tu obra se relaciona mucho con la arquitectura, pero también con la literatura y el cine, cuéntame más sobre esto…
Pues me interesa mucho la producción artística de mediados del siglo XX, entre 1947 y 1960, donde se crearon muchas de las obras que hoy constituyen gran parte de la ficción que es el imaginario nacionalista; pero también me gusta voltear a ver y hacer eco a las producciones contemporáneas de otras partes del mundo.
“El espíritu más contemporáneo del mundo”, por ejemplo, es una celosía que realicé este año en papel maché a partir de una frase de Barragán sobre México. El proyecto se llamaba “¿Qué hay detrás de la reja?” y giraba alrededor del concepto de privacidad que Barragán aplicaba en sus espacios mediante el uso de muros, celosías y ventanas. Pero al plasmar citas textuales en mi obra busqué recuperar sus ideas como pensador, más allá de su labor como arquitecto. Además, me interesaba penetrar en la privacidad de Barragán, pues mi hipótesis es que detrás de la reja se escondía una historia personal que no quería que se supiera y que probablemente tenía que ver con su orientación sexual. De esta manera yo me apropio de la figura de Barragán creando una ficción que es tan válida como la ficción oficial que tenemos de este personaje.
¿Qué ficción política estás explorando en este momento?
Ahorita sigo trabajando mucho con el lado “B” de Barragán, quien me parece un personaje sumamente político, ya que se consolidó al mismo tiempo que artistas como Octavio Paz, Luis Buñuel, Juan Rulfo, quienes atravesados por un mismo contexto sociocultural (hombres blancos, burgueses, ilustres), plasmaron en sus obras una idea particular de “lo que es México” y que me interesa mucho desmenuzar desde la otra parte que no se cuenta. Siento que esta exploración se relaciona también con las otras líneas de mi trabajo: la construcción de la idea de nacionalismo, la arquitectura oficial, las distintas visiones encontradas del mundo, etc.
Aldo Álvarez Tostado, El espíritu más contemporáneo del mundo, 2023, papel maché, 60 x 90 cm
¿Para ti qué es la identidad nacional/cultural?
Es una manufactura, una historia que nos inventamos. Me parece, además, una construcción perversa, pues no ha sido equitativa ni democrática o incluyente. Ha pecado de folclorista. Por ello me interesa criticarla, pero también reapropiármela en esta idea que llamo ficción-país y hacer pequeños giros en esa historia para crear una ficción que me interesa más y que me parece más reveladora.
Si yo tuviera que reconfigurar esta noción más allá de la exotización y el oficialismo, sería algo mucho más punk, mucho más queer, pues este país es mucho más vasto de lo que imaginamos. Me interesa pensar en una ficción que es mucho más incluyente para las disidencias (sexuales, de raza, migrantes, etc.).
¿Cómo entiendes la relación entre el espacio y la política?
Como arquitecto y artista, considero que en cada decisión que se toma hay una carga política, desde la selección de materiales y la composición de los elementos hasta las técnicas de construcción. Creo que la manera en la que construimos algo siempre estará influenciada por el momento político en el que estemos viviendo, así como por las implicaciones sociales, académicas y estéticas que esto trae consigo. Por ejemplo, el hecho de que ahora esté de moda en la arquitectura y el diseño voltear a ver las técnicas y materiales del pasado, que no necesariamente son industrialmente aceptados, me parece que refleja una rebeldía o un desencanto con los modos de producción en el neoliberalismo.
Ahora, en una escala más macro, la forma de delimitar un territorio y nombrarlo –lo cual es la primera forma de apropiarse de él– es una manera de moldear conceptualmente la aproximación sobre ese espacio y el paisaje. Esto precisamente lo exploro en el proyecto Topoética. Por otro lado, creo que últimamente hemos creado una distancia radical con el territorio, los nombres de nuestras calles ya no revelan nada sobre el paisaje o las características del espacio. Por poner un ejemplo, las calles de los nuevos fraccionamientos de Guadalajara son nombradas como ciudades europeas, esto más que revelar una apropiación y pertenencia al territorio muestran un sentimiento aspiracional y eurofílico, así como una categoría de “estatus”, esto también es una postura política.
Aldo Álvarez Tostado, El día después I, 2023, cantera y basalto, 36 x 24 cm
¿Cómo conjugas tu práctica artística, arquitectónica y de diseño?
Me gusta mucho construir y diseñar objetos y descubrí que mis inquietudes iban más enfocadas al arte. Estas tres disciplinas se alimentan de lo mismo aunque al final las salidas sean distintas. En todo lo que hago me interesa la producción previa que va acorde con el lugar donde estamos. No me imagino produciendo algo en otro sitio, pues me interesa conocer los materiales y las técnicas del territorio donde vivo. Para mi los objetos y los elementos de la arquitectura son agentes constructores de una identidad y de esta ficción que conocemos como “país”.
¿De qué manera crees que el arte puede transformar la sociedad?
Creo que el arte, más que traer las respuestas, debe de plantear preguntas. Yo no creo que mis respuestas o mi ficción sean las correctas, mi meta no es institucionalizar mis ideas, sino que quien vea mis obras se cuestione sobre los espacios, las iconografías, los personajes, y que luego opere desde su vida personal y sea más crítico ante eso que nos ha sido impuesto, que es más una historia que una verdad. En este sentido, creo que sembrar esas semillas de duda que permiten socializar estos temas son una manera de transformar algo en la sociedad, al menos en mi círculo inmediato.
Aldo Álvarez Tostado, on monumentality (Yampolsky en Danghú), 2018, tres variedades de piedra volcánica, 60 x 40 cm c/u
¿Cómo es tu proceso creativo?
Me gusta mucho buscar materiales y estar en contacto directo con ellos, analizar qué posibilidades creo que tengan. También parte de mi trabajo es crear puentes entre dos esferas diferentes. Mucho de esto surge en la cotidianidad de estar estudiando o dibujando, me gusta bocetar inmediatamente en un cuaderno y después llevar las ideas a cabo en la realidad. Muchas ideas también se quedan guardadas y reposando por mucho tiempo antes de concretarlas.
Mientras trabajo me gusta mucho escuchar música nueva, me gusta mucho el R&B, el hip hop, el regional mexicano, de todo un poco. También trato de ver mucho cine y de leer para nutrirme de otras ideas.
Recomiéndanos un libro un álbum y una película
Libros: De Sergio González Rodríguez, Campo de guerra, que es un ensayo sobre las condicionantes sociopolíticas y económicas detrás de la guerra contra el narco en México. También de él, recomiendo el libro Los 43 de Iguala.
Álbumes de música:
Mi favorito de este año es Praise a Lord Who Chews but Which Does Not Consume (Or Simply, Hot Between Worlds), de Yves Tumor. Me parece que suena a lo que estamos viviendo ahorita, es muy ambiguo y tormentoso pero después muy luminoso.
También recomiendo Fountain Baby de Amaarae.
Película: El año pasado salió una película que se llama Pacifiction de Albert Serra. Es un film de ficción neoart tropical en la Polinesia francesa sobre pruebas nucleares, es una película de misterio pero que tiene mucha crítica hacia lo colonial. Es una película muy húmeda y vaporosa, me gustó mucho.