Pocas criaturas urbanas son más vilipendiadas que el hipster. Son notoriamente difíciles de definir y, sin embargo, reconocemos uno cuando lo vemos. No es de extrañar: estuvieron entre los fenómenos culturales globales que marcaron el comienzo del siglo XXI. Se han convertido en un baluarte de la cultura dominante, un bien cultural, un estatus, el blanco de todas las bromas y los memes ya preparados. Pero por más aterrador que sea imaginarlo, durante más de un siglo los hipsters han estado acechando entre nosotros. Definidos por sus apariencias y la nube de significado que se les atribuye (la fría vanguardia de la gentrificación, la personificación del capitalismo con conciencia), los hipsters son todo apariencias, y estas miradas son una línea de tiempo visual del pasado y el presente de Estados Unidos. Subrayando esta línea de tiempo está el patrón de la relación de amor/odio/robo de la cultura popular estadounidense con la cultura negra. Sin embargo, el patrón de reciclaje ha llegado a un punto escalofriante: el hipster del siglo XXI convirtió todas las modas pasadas posibles en nuevas tendencias, incluidas y especialmente las viejas y poco modernas. En Decolonize Hipsters, Grégory Pierrot nos ofrece una guía práctica sobre el fenómeno, síntoma y vanguardia de la ola de sentimiento agresivo de supremacía blanca que ahora rezuma por todo el mundo. 138 p.p.