Esta obra surge como una especie de paisaje sonoro que pretende recrear el recorrido que hacía en 2010 la artista desde su casa a la secundaria, época en la que descargó el álbum White Pony de los Deftones en la plataforma Ares. De esta manera, la pieza está pensada desde la nostalgia y la memoria (re)construida. La Dreamcast fue utilizada como soporte porque a Mariana le interesan las tecnologías que ahora nos parecen obsoletas, pero que en su juventud sirvieron como intermediarios electrónicos que le permitían interactuar y establecer relaciones afectivas con otros seres humanos. La intervención de este aparato está pensada para ser escuchada con audífonos de mala calidad y de ser posible con el audífono izquierdo dañado por el uso, como los que usaba la artista en aquellos años, pues en ese entonces la tecnología no tenía la misma calidad que la de hoy en día. Por lo anterior, también escoge la estética monocromática y de píxeles de aquella época en donde la resolución no era algo que se privilegiaba.