Para Julián Madero el lienzo es un cuerpo extendido, que es violentado a partir de la mancha, el trazo, el escurrimiento. En sus palabras: “Ese cuerpo que toma forma en la representación, al cual se le inflige daño, es un motivo que atraviesa la historia de la pintura”. Las piezas que se incluyen en esta muestra pertenecen a la serie “Lluvia Dorada”, que toma su nombre de la Urolagnia, y a la vez evoca el mito de Zeus convertido en lluvia penetrando a Dánae. El proyecto es una investigación sobre las parafilias que va más allá de la mera ilustración. Aunque ese es el punto de partida, la amplia lista de obras que la conforman a ratos son solo imágenes que surgen desde una imaginería abstracta que se desvía, obedeciendo a una energía casi intuitiva del artista. A través de esta serie, Madero construye también una metáfora sobre la pintura comparándole con la pansexualidad; a lo largo del proyecto aparecen evocaciones tanto a culturas de la antigüedad como ciertas estaciones clave en la historia de la pintura moderna y contemporánea.